Los cuarenta años de Contador Público y Auditor UTEM
Autor: Daniela Arce V.|
Creada en el Instituto Profesional de Santiago (IPS), que luego sustituyó la UTEM, para alumnos trabajadores, con foco en la movilidad social, la carrera ha estado marcada por dos hitos, principalmente. Su certificación y antigüedad, que le ha ofrecido seriedad y solidez curricular, además de permitir que tenga una participación de mercado que asegura la empleabilidad de los estudiantes.
Esta presencia en el mercado ha permitido que los titulados de la carrera se desempeñen en diversos cargos en organismos privados y públicos, como en la Secretaría General de Gobierno (Segegob), Contraloría General de la República y en municipalidades y ministerios, por ejemplo, así como también hay exalumnos que han llegado a asumir cargos gerenciales y ser socios en empresas auditoras.
Arturo Farías Úbeda, director de la Escuela Contador Auditor y Público, comenta que “una de las ventajas diferenciadoras de la carrera es la presencia en el mercado del Contador Auditor UTEM, que así se le conoce. Esto le ha permitido el posicionamiento en las empresas auditoras, donde algunos, incluso, llegan a los niveles más altos, como ser socios, y eso es una ventaja muy importante”.
Otro aspecto que se ha querido imprimir desde los primeros días de la carrera, es el buscar docentes con vocación. “Desde un principio se intentó buscar docentes que les gustara hacer clases, que tuvieran vocación y convicción, porque los alumnos lo perciben. Esto ha hecho que más del 90% de los profesores sean exalumnos, porque sienten ese compromiso y quieren retribuir lo que la Universidad les entregó a ellos. Es un gran logro que los alumnos quieran ser como sus profesores”, comenta Liliana Calderón González, directora Departamento de Contabilidad y Gestión Financiera, y quien fue jefa de carrera y directora de la Escuela.
A esto se suma que la carrera ha mantenido el sello tributario, que la ha distinguido por todos estos años. “Esa marca que el mercado le ha dado, hemos tratado de mantenerla y reforzarla, sobre todo, cuando nos vemos enfrentados a los cambios tributarios”, puntualiza Farías. Aunque también se ha intentado fortalecer el área de Auditoría y Contabilidad.
Certificación
Se trata de uno de los hitos que enorgullece a sus autoridades, principalmente porque desde que en mayo de 2018, cuando entró en vigencia la nueva ley N°21.091, las carreras no tienen la obligación de certificarse, sino que son las Universidades las que sí deben acreditarse.
Así que, con la intención de validar su calidad, la carrera se sometió voluntariamente a la evaluación según los parámetros de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), lo que conllevó su certificación nacional e internacional por cinco años, desde noviembre de 2020.
Un año antes, el plan de estudios fue reestructurado por tercera vez, agregando un semestre más, quedando en 10.
Sin embargo, años atrás se había hecho un intento de acreditación. “En 2003, la carrera fue la primera que se sometió al proceso de acreditación. Y aunque no nos fue bien, se hizo todo. Muchas veces nuestra carrera fue rompiendo mitos, porque nos ‘tirábamos a la piscina’, siendo un ejemplo para otras carreras, lo que se ha compartido a nivel de facultad e institucional”, dice Calderón.
Movilidad social
La carrera ha permitido que varios de los alumnos, algunos pertenecientes a la primera generación en ir a la universidad, puedan encontrar empleo. “Muchos se van a vivir al extranjero, hacen pasantías afuera y ocupan cargos estratégicos en las distintas organizaciones donde se desempeñan, lo que es un gran plus en la carrera”, comenta Calderón.
Conscientes de la realidad de sus alumnos y de que varios comienzan a trabajar en cuarto año, se han programado asignaturas en horarios vespertinos, los que se suman a las clases diurnas, para darles la posibilidad de estudiar a esas horas.
Justamente, este es uno de los factores de peso de la carrera, ya que “nos hemos adaptado a las necesidades del mercado gracias al aporte y retribución de los exalumnos, que son actuales empleadores, quienes van retroalimentando constantemente e invitando a los alumnos a procesos de selección”, explica Calderón.
Por esto, existe una continua retroalimentación con expertos externos, muchos de ellos exalumnos y exdocentes, quienes dan cuenta de las necesidades del entorno, con el objetivo de que los alumnos estén al día.
“Esto nos han permitido mirar hacia afuera, porque una de las críticas que se hacen a las carreras es que a veces no se actualizan de todo”, explica Farías.
Por esta razón, desde 2022 que se están incorporando ramos electivos relacionados con el análisis de datos y con el tiempo se han agregado asignaturas con contenidos enfocados en potenciar las habilidades blandas a la malla curricular, que vayan en línea con el nuevo perfil de estudiante, “que ya no es tan técnico, sino que un profesional que se puede desempeñar en cualquiera de las empresas financieras y que también entrega asesoría de forma integral de la organización, lo que es un cambio importante, porque ahora es un profesional del área de la gestión financiera de la empresa”, subraya Farías.
Esto va en línea con el cambio del perfil de la y el contador auditor, quien en principio de la carrera apuntaba a un rol únicamente contable, pero que ha evolucionado hacia la gestión de la información financiera dentro del mercado. Entonces, “nuestros estudiantes, aparte de tener el conocimiento técnico, han avanzado hasta convertirse en entes que manejan y gestionan el sistema de información financiera de la empresa”, dice Farías.
Es así como se va abarcando más allá de sólo lo técnico para dar cabida a un aspecto más global.
Jornada vespertina y continuidad de estudios
Existen varios desafíos a nivel de carrera, pero los principales a los cuales refiere el director de Contador Público y Auditor UTEM están relacionados con la flexibilidad de la carrera, a través de “poder establecer modalidades distintas a las que tenemos, como semipresencial o virtual, también vespertino”.
A esto se suma que también hay intención de retomar la continuidad de estudios, y así ofrecer un programa de postgrado, ya sea diplomado y/o magíster que aborden la gestión tributaria.