Estudiantes UTEM recopilan historias del Cementerio General para primer volumen de libro
Autor: Daniela Arce V.|
Como una forma de conectar los contenidos de la asignatura con la realidad del entorno, estudiantes de la carrera fueron parte del desarrollo del primer libro que recoge historias del Cementerio General, con el que se busca preservar el patrimonio de éste y otros cementerios del país.
“Se identificó que los cementerios, muchas veces invisibilizados, poseen un enorme valor patrimonial, histórico y narrativo. El objetivo principal fue transformar el trabajo académico de los estudiantes en una publicación digital que permitiera difundir estas historias a la comunidad, poniendo en valor la memoria local y fortaleciendo competencias de investigación, redacción y divulgación”, explica Andrés Sarmiento.
El proyecto no termina aquí, ya que en los próximos meses se espera recopilar relatos de otros cementerios, con miras a publicar un segundo volumen en 2026. La idea, según señala el docente, es que esta iniciativa se convierta en una práctica permanente dentro de la carrera, de modo que cada año más estudiante puedan sumarse.
En esta primera edición participaron ocho estudiantes: Francisca Orellana Pérez, Fernanda Hidalgo Duarte, Valentina Escobar Vergara, Sinaí Leal Tapia, Matilda Ramos Paris, Catalina Valdés Muñoz, Nakarena Guerra Ponce y Francisca Ramírez Vargas. Las y los estudiantes participaron en diversas etapas del proyecto, que incluyeron la investigación, la realización de entrevistas, el levantamiento de información y la redacción de los relatos.
Para Francisca Orellana, el trabajo fue una experiencia desafiante y enriquecedora. “No sabía que podríamos llegar a hacer algo así con mis compañeras en nuestros años de formación, y se siente todo un logro. Pudimos trabajar súper bien en equipo, y eso fue clave para concretar este proyecto”.
Matilde Ramos comparte que ver su esfuerzo reflejado en el libro “fue algo muy bonito, algo que me alegra mucho el corazón. Estoy orgullosa de haber contribuido en un proyecto que no solo nos entrega experiencia, sino que también aporta al cementerio, un lugar patrimonial y cultural donde se escuchan historias, se admira la belleza del entorno y se descubren secretos que guardan siglos de memoria”.
Según explica el profesor Sarmiento, uno de los mayores desafíos fue acceder a fuentes confiables y contrastar relatos orales con registros históricos, ya que muchos de los cementerios guardan historias transmitidas de generación en generación. Además, “dar forma editorial a un material tan diverso exigió un trabajo riguroso de edición y curaduría para mantener la esencia de cada relato, pero dentro de una propuesta coherente y atractiva para los lectores”.
Entre las historias que más impactaron a las y los estudiantes, Francisca recuerda la de Carmencita o Carmelita. “Me tocó mucho porque yo también soy de zona periférica y desde pequeña mi abuela me contaba cómo tuvo que dejar a su familia siendo muy joven. La historia de Carmencita, que a los 12 años dejó el campo para venir a trabajar a la ciudad, se sentía muy cercana”.
Por su parte, Matilde menciona el relato de la Flaquita y el Negro, una historia de amor que la conmovió profundamente. “Cuando escuché el relato pensé: ese sí es un hombre. El gesto de dejarle flores a su amada, incluso después de fallecida, para recordarle cuánto la extraña y la ama, me hace creer que el amor verdadero todavía existe y que, tarde o temprano, todos lo podemos encontrar”.
Más allá de las historias en sí, el aprendizaje más valioso para los estudiantes ha sido reconocer que la historia está viva en los territorios, y que ellos pueden convertirse en mediadores entre esa memoria y la sociedad.
“Trabajar con el patrimonio local permite comprender que la formación universitaria no está aislada, sino que dialoga directamente con la identidad y la historia de los territorios. Además, fomenta un sentido de pertenencia y responsabilidad social, porque la preservación del patrimonio depende en gran medida de la capacidad de las nuevas generaciones para estudiarlo, interpretarlo y difundirlo”, finaliza el profesor Sarmiento.